Inteligencia erótica
El encuentro con el otro
“Se acabó la magia.
Le quiero, sí, me encanta tenerle a mi lado y es junto a quién deseo despertar cada mañana. Le quiero, pero quizás eso ya no sea suficiente…”
Ella llega a casa y no sabe adónde mirar. Procura pasar de puntillas y cerrar los ojos ante una cascada de recuerdos de tiempos más excitantes y locos, cuando cualquier rincón era susceptible de ser invadido por sus cuerpos sudorosos y sus gritos de placer. Ahora esos espacios son sólo eso: espacios inertes abarrotados de muebles silenciosos que atestiguan aquello que fue… y ya no es.
“La vida sigue siendo estimulante a su lado. No podría imaginar un compañero de camino más idóneo que él, pero el aleteo de las mariposas en el estómago, la pasión desmedida, las inagotables ganas de perderme en él, han quedado difuminadas y dolorosamente amortecidas. Echo de menos nuestro sexo… aquel deseo intenso que recorría cada uno de los rincones de mi cuerpo, la pasión anidando en mi piel.
Si tan solo pudiera revivir aquel chispazo, la electricidad que activaba mis sentidos y me nutría…”
Han planeado una velada exquisita para mirarse a los ojos y rozar alguna de las sensaciones que los hechizaron hace ya algunos años, cuando se conocieron.
Si su amor se ha ido perfeccionando con el tiempo y comparten una complicidad envidiable, ¿por qué la pasión ha perdido fuelle?
¿Qué pasa con el deseo cuando el amor late con fuerza?
Ir un poco más allá.
Explotar todo el potencial que tiene el sexo en pareja.
Disfrutar en mayúsculas.
Porque ésa es una de las dificultades sexuales más extendida: cuando el amor y la intimidad no garantizan buen sexo. Cuando la rutina mata la pasión y el deseo es una tarea pendiente.
Inteligencia Erótica hace referencia a la capacidad de vivir la sexualidad en plenitud. Que el sexo deje de ser una mera obligación para convertirse en un momento lúdico, deseado y nutritivo, es posible.
Porque el buen sexo no sólo surge; también se aprende.
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Elisabet Dionis
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