Conóceme

Educadora y terapeuta sexual experta en erotismo y placer femenino

Curiosa y apasionada, siempre me ha fascinado la sexualidad humana.

Siento una debilidad especial por visibilizar e iluminar lo que todos consideran un tabú.

Cuando aún era una niña, empecé a explorar mi cuerpo y a investigar. Con apenas 13 años me aprendí el contenido de un manual sobre la sexualidad en la adolescencia, y disfrutaba hablando del tema con amigos. Era más fácil hablar con ellos que con ellas. Y yo no lograba entender por qué las chicas no hablaban de sexo.

Decidí estudiar Periodismo porque me gustaba el mundo de la comunicación, pero mi vocación iba por otro lado, así que al acabar la carrera cursé un posgrado en Salud Sexual y Reproductiva, y pasé unos años buscando cursos que me permitieran disfrutar y nutrirme como no lo había conseguido en la universidad.

La maternidad como punto de inflexión

El punto de inflexión maravilloso llegó unos años más tarde cuando, tras dos abortos espontáneos muy dolorosos, nació mi hijo Aran. Todo cambió a partir de ese momento. Él me cambió. Durante el embarazo (que acabó siendo de riesgo y con complicaciones) empecé a investigar y a leer libros de ginecología, y el cuerpo de la mujer me pareció cada vez más fascinante y mágico. Me sentí afortunada al poder gestar, parir, amamantar y criar a mi cachorro. Aún ahora mi hijo sigue siendo mi conexión más primaria con la tierra.

La maternidad me devolvió al carril de vida, me recordó mi ilusión. El embarazo y aquel parto que recuerdo como la experiencia más salvaje de mi vida me acercaron a mi cuerpo poderoso y despertaron mi curiosidad. Así, cuando mi hijo apenas tenía un año me formé como doula y asesora de lactancia y acompañé a mamás en esos momentos tan íntimos y preciosos.

Volver al cuerpo

Conocí, experimenté y me formé en Tantra y esa fue la auténtica reconexión con mi cuerpo como flujo de vida. Yo, que siempre había sido tan mental, vivencié el valor de acallar un poco la cabecita loca para SENTIR, y ahí empezó un camino de reencuentro con el Cuerpo y el Placer, así, en mayúsculas. Y quise conocer más y desarrollar aptitudes y herramientas, de modo que aprendí masaje tailandés y masaje genital, para confirmar que el masaje, el contacto, es para mí el instrumento terapéutico por excelencia.

Me formé como coach sexual y como terapeuta sexual y de pareja para seguir profundizando y me especialicé en Inteligencia Erótica, es decir, en la capacidad de vivir la sexualidad en plenitud. Me fascinó ese concepto porque por fin había encontrado las palabras para definir lo que siempre había deseado hacer, mi propósito profesional:  ayudar a las personas a gozar de un sexo rico, sano y saludable, y libre de prejuicios. Una sexualidad viva. Con ese objetivo he desarrollado un método propio de acompañamiento individual y también imparto talleres didácticos donde comparto con naturalidad y mucho cariño todo lo que sé sobre sexualidad femenina.

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Mi pasión: hablar de sexo sin tabúes.

Mi don: la comunicación

Mi ilusión: que las mujeres se disfruten y vivan conectadas al placer.

 

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Elisabet Dionis